Aunque las condiciones de cualquier zona considerada como "zona de la
muerte" pueden aplicarse al monte Everest (altitud mayor a 8000 msnm),
la situación allí es incluso más difícil para los escaladores. Las
temperaturas pueden descender a niveles muy bajos lo que conlleva la
congelación de cualquier parte del cuerpo expuesta mínimamente al frío.
Con una temperatura tan baja, la nieve está totalmente helada y es muy
resbaladiza aumentando el riesgo de deslizamientos y caídas. La alta
velocidad del viento es de 135 km/h, también, un peligro potencial para los montañistas. La presión atmosférica
en la cima del Everest es alrededor de un tercio de la presión a nivel
del mar y por tanto la cantidad de oxígeno respirable es igualmente de
un tercio de lo habitual.
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